Con mucho rigor y dependencia, iba cayendo
hasta el papel. Se trataba de un descenso, sólo de eso
tenía conciencia. Y se sintió un niño, como le ocurría
siempre que vivía esas incidencias.
Las letras fueron buscando su sitio en relación con
los espacios en blanco de un papel garabateado.
Un juego y un desafío. Con magia y el hechizo
de algunas vetas convocadas por la pausa y para el encuentro.
Del libro "Envolvencias" de
Graciela Susana Puente Iglesias -Argentina-
Publicado en el blog elescribidor
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