¿Tú que sabes de alegrías y de penas
¡ay, mi pícara!... piel canela?
tú... que a mis deseos torturas
en abismos de locura
¡ay, locuela!
de mirada oscura...
que conquistas amor serena
y después no curas.
Y sabes, que bien me engatusas
en esa idea absurda
que en tus pechos me condena
para regalar mis primaveras
por soñar en tus alturas
donde vives prisionera
de tu banal aventura
¡ay!, amante carcelera.
Tú me traes... tú me llevas
en tu codiciosa enredadera
con un botón suelto en tu blusa
y no aceptas mis disculpas
aunque tampoco lo cierras
porque en mi dolor disfrutas.
Ni entiendo, porque te obtusas
para regalarte en la luna
la luz que refleja la tierra...
porque tu amor es cometa
que puede que me destruya
tanto si se queda...
... como si se aleja.
Luis Maria Saiz Laso
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