La tarde caía nublosa y soñolienta
el agua de la noria caía desierta
y la pobre burra sufría su pena;
cuando se detiene para respirar
le avisan desde el Matagalla
al que esté en la huerta
para que la arreen, pues aún no está muerta...
En su soledad es en lo que piensa
pues el descanso no se lo entregan
hasta que su Dios se la lleve cuando ya este tiesa...
¡Pobre burra vieja!
ella soñaba al compás del agua
que en la noria suena.
En su sueño veía una gran pradera
con yeguas, mulas y una burra cerrera;
y yo que triste la vi de aquella manera..
hoy quiero recordarla con este poema.
Yo sólo soy un aprendiz de poeta,
pero me uno a la amargura de la pobre aquella
con su lucha de la eterna rueda;
la dulce armonía del agua que suena.
Quisiera vender tus ojos
¡pobre burra vieja!
se que fueron nobles los pensamientos del poeta
cuando te observan, que ni beber te dejan del agua que tú sacas...
Rafael Chacon Martel.
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