sábado, 3 de junio de 2017

II


Y ESTE poeta... ¿Cómo se atreve a decir estas cosas,
esas cosas terribles que los teólogos
condenan y fulminan?
¿Por qué dice el poeta esas cosas terribles?
Luego se calla
y no sabe decir nada,
ni responder a nada de lo que le preguntan.
¡Es como un idiota!:
-¡Yo no he dicho eso!...
-¿Cómo que no lo has dicho?
Si está escrito aquí
y lo va a leer todo el mundo.
Los teólogos...
Dios.
-¿Dios también va a leerlo?
Entonces el poeta abre los ojos...
Despierta...
y no tiembla.

Del libro ¡Oh, este viejo y roto violín! de LEÓN FELIPE -España-
Publicado en Estación Quilmes

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