Te vi frágil, pequeña, perfumada,
etérea ninfa en la feliz mañana,
plena de encantos, triunfante, lozana,
como nacida de la madrugada.
Con el alma en un hilo, azorada;
Como asomado a tu abierta ventana,
te vi pasar, golondrina temprana,
abriendo del amor la temporada.
Y todo fue urgencia, y desenfreno,
un camino de espinas y de rosas,
en un sueño de nubes carmesí.
Y aunque me propuse, andar sereno…
agitado, vibrando entre tus cosas,
encontré este destino junto a ti.
FEDERICO SERVANDO RODRÍGUEZ
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