La ciudad me atosiga y atormenta
obligándome a todas sus demandas;
como una esposa, tiene sus berrinches,
como una querida, sus caprichos.
Mas si ella fuera fiel, no importaría
darle el gusto en cuanto se le ocurra;
pero resulta ser que me descuido
y con otro en la esquina da la vuelta.
No sé si Roma, Oslo o Kuala Lumpur,
¡ni París, con su look de casquivana!,
son iguales de infieles y alocadas.
Buenos Aires es así, pese a ser reina
(¡qué mal ejemplo de la monarquía!):
no quiere rey, sí amantes cortesanos.
Del libro Cielo de Coglhan de
RUBÉN DERLIS
No hay comentarios:
Publicar un comentario