La grácil figura
de la joven bailarina
que danzaba en los bosques
con sus zapatillas de punta
y su vestido de tul.
Bailaba para los
pájaros, los conejos
Bambis y ardillas
saltando de allí para aquí
con una hermosa melodía.
Ella estaba dichosa
entre los vítores
de las codornices
los zorrinillos y
las lechuzas.
La danzarina
de los bosques
danzó, danzó y danzó
hasta que exhausta
al mundo de Morfeo
se entregó.
Soñó con suntuosos
escenarios, gente
que la aplaudía
al interpretar espléndida
a la "Bella Durmiente".
Y vislumbró aquella
rosa pálida de tallo verde
que en un gesto
de amor y orgullo
su amado le regalaría.
La danzarina
de los bosques
en un sueño profundo quedó
entre las ramas frondosas
y el manto de estrellas
que le hicieron de telón.
Diana Chedel -Argentina-
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