En las sombras,
en las tinieblas de la tarde,
las dudas nacen, se entretienen en un rincón y devienen a mí,
ansiosas de poseerme.
No hay calor en estos días de invierno,
ni hay estima que defender contra las sombras,
presentes y amenazantes.
Avanzan, a pasos medidos en pausas meditadas,
y se meten en el corazón,
puñales de duda que arrasan y esterilizan todo.
Saben a qué agarrarse,
cómo deshacer tapices tejidos días atrás,
sin esperar regresos de Ulises,
ni prometer manos dulces a príncipes siniestros.
Son esas sombras las que me atemorizan
estas tardes de invierno,
casi todas las tardes de invierno,
y sólo me salva la noche que, en su infinita piedad,
cubre con una sombra aún mayor la moviente sombra
de la duda.
Francisco José Segovia Ramos -Granada-
Publicado en el periódico Priego digital
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