En el silencio que es daga y recuerdos
se hace sangre un pensamiento
lacera la memoria ansias truncas
anhelos con alas rotas sin destino
con el labio libando la hiel del destierro
y los ojos observando sin mirar nada
sin poder dar un paso, a la vez corriendo
sin saber de quien estoy escapando,
marchando y dejándome alcanzar por un sueño.
No huyo del ocaso, me abrazo a la vida
quedándome avanzo, no retrocedo
aguardo la señal de tus párpados
deposites tus ojos en mis apetencias
me des vida y te pueda ofrendar mi alma…
Oscar A. Fernande Folguerá (Argentina)
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