Misteriosos vientos bordean mi vida,
místicos luceros “conspirantes”
en la turbulencia que agita mi alma.
Izo velas,
con rumbo al desierto de las aguas mansas
que miran mi vuelo,
son ojos del puerto de mares inciertos.
Bamboleantes y sollozantes, miradas del cielo.
Sombrío horizonte escudriña mi alma,
las velas conmueven, reverbera el cielo,
vienen a mi encuentro burbujas de fuego.
Se hacen a la mar miradas de celo,
turbulentas perlas agolpan mis ojos,
son las aguas vivas, son caricias muertas.
Son olas de acero que estrujan mi alma,
mi vuelo,
y el latido hondo,
de un mar sin consuelo.
Mi barca está echada,
en la infinita soledad de un un timón oculto sin rumbo,
sin flores,
sin el crepúsculo luminiscente,
de los soles de mi madrugada.
Merodean mi barca,
como sueños rotos,
las rubias, los heros,
espadas sin redes,
sin ojos, sin calma,
síncope oculto,
de las estrellas de mi alma.
Como crepúsculo de mi ruta trazada,
como aura del rey sol en mi “luna primavera”,
como la vida y la flor de mi melancolía.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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