Otro pétalo se abre,
-puerta de vida-
gozo y dolor fundidos
nace mi niña.
Temerosa se esparce
-nueva la rama-
ancho el aire le asusta
y tiembla, extraña.
Mástil de la esperanza,
templo chiquito,
mientras la vida ondea
su voz, su grito.
Al niño Dios dedica
la mejor nana.
Llora, que te oiga el cielo,
tañe campana.
Si larga fue la espera
grande el momento
en que mis ojos vieron
tu nacimiento.
Y un villancico late,
nanita, ea.
Mi niña una guitarra
¡Cómo rasguea!
Pilar García Sainz -España-
Publicado en la revista Oriflama 32
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