Llegasteis a mi vida en el momento preciso.
En día adecuado para que estuvieras a mi lado.
Fue la hora precisa en que deberías llegar.
Por eso es que ahora, nunca te habré de olvidar.
Llegaste en ese momento cuando te necesitaba;
cuando mi vida necesitaba, algo por qué luchar.
Un motivo por el cual levantarme cada día.
Por tal razón es que, nunca te olvidaré.
Ese día yo no te esperaba, ni sabía que llegarías.
Incluso no te conocía hasta ese día.
Pero llegaste y revolucionaste mi día.
Tu presencia fue impactante, por tal razón, nunca te puedo olvidar.
Fuiste el motivo, la razón por la cual mi vida cambió.
Fuisteis el amanecer de mis días y también el anochecer.
Desperté junto a ti amando y te hice el amor;
cada noche que me acosté a tu lado, nunca la podré olvidar.
Nunca olvidaré, el día que te besé por primera vez.
No olvidaré las primeras caricias que nos hicimos,
cuando decidimos desnudar nuestros corazones.
Cuando nuestras almas desnudas hacían el amor.
Nunca te olvidaré, no solo por llegar a mi vida.
Sino también porque te fuiste en el momento,
que aún no te tocaba irte, el instante en el que no te tocaba marcharte.
Ya que yo estaba comenzado amarte.
Nunca te olvidaré, ya que el destino te trajo a mí.
Y el destino fue que decidió que te marcharas.
Dejando un trozo de tu corazón en el mío.
Dejando una marca en mi alma de ese amor que no olvidaré.
Edwin Ayala Sánchez
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