Nos encontramos en un pueblo oriental
cuya gente es de lo más normal,
viendo entre la población
diversas etnias, diversa religión.
Tras ellos un volcán
que ahora está dormido,
pero la suerte cambiarán
con un fuerte estallido.
Siguen los comerciantes,
haciendo funciones relevantes
pues bien han de comer,
a la gente proveer,
de grandes manjares
que para gustos, familiares.
Los grandes empresarios
haciendo fortunas
mientras sus empleados
están en ayunas
pues no llegan a fin de mes
siendo un gran revés.
Al dios de la montaña
nadie le engaña,
pues lo observa
en primera fila
y todo lo recopila.
Un día, harto de corrupción
toma la decisión
despertar el volcán
a ver que les pasará.
Protege a los necesitados,
obvia a los adinerados,
de una manera tan atroz
como, a la vez, feroz.
Una vez, acabada la corrupción
apaga la erupción
restableciendo los hogares
entre lluvia de comida
de manjares,
dando el control de pueblo
al que considera más inteligente
y que dará de comer a toda la gente
sin tener en cuenta distinciones,
pues todos cuentan, con sentimientos
a los que dará sus bendiciones
en cualquier momento.
El pueblo vuelve a la paz
por un simple capataz.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
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