Hoy no te llamo madre, aun así
lo sigues siendo
Indiferente, me ves flotar sobre la superficie del tiempo
a punto de hundirme
Qué limpia el agua del lago
Un rostro puro, es el testimonio completo ante la vida
Una y otra vez escribo mi propio nombre
Veo el viento levantarse, arrugarla a soplos
Estoy un poco fatigada
Salvo la pureza, no hay otro rival
Levanto las manos, a suaves golpes rompo
ese ayer que se resiste a hundirse
Jian Rufeng -China- Traducción de Yang Hong
Publicado en Periódico de poesía 98
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