Un paso hacia el abismo.
Un grito angustioso.
Unas lágrimas liberadas.
Al borde del acantilado rocoso
se detiene y vuelve la cara.
Aquí se acaba mi camino.
Un poso más y está la nada.
Adiós ya más no sufrimos.
Le cubrirá un manto acuoso.
JOSÉ LUIS RUBIO
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