Aullidos lejanos, se escuchan en la noche, de luna llena, de salvaje espíritu, de piel canela.
Sin temor camina, percibiendo su aroma en tan bella, esa blanca loba.
Será suya esta noche, llama a su lobo para escuchar sus gemidos.
La agarra con sus garras, le abraza tan fuerte le muerde su cuello, le encaja sus dientes.
Juguetean un poco, escuchan sus latidos, se lamen sus caras olfateando sus cuerpos, en delirio.
Esta noche de luna llena, será suya la salvaje loba, feroz como ninguna.
Olvidando sus penas y amargura alguna, lame a su lobo en su cuello, mirándolo a los ojos, entregando su amor, su sexo y aullando bajo la luz de la luna.
ANDREA MARTÍNEZ
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