(Palabras dedicadas a los torpes dementes que se creen protegidos y por ello injurian, calumnian, faltan al respeto y olvidan la humildad).
¡Qué torpeza la de aquellas personas que piensan que tienen el poder de enfadarte con cuatro palabras vanas!...
Hay gente que deja de hablarte porque se imagina cosas que no son y como no tienen la decencia de arreglarlo hablando cara a cara, (o no pueden, o no saben), se inventan historias y las cacarean como si fueran gallinas en un corral.
¡Por Dios, amigos! Que somos mayores...
Que no somos niños de patio de colegio... ahora te quiero, ahora no te quiero... ¡anda que!...
Lo peor de todo, es que a aquellos~as que se dicen sus amiguisimos~as, los van criticando y juzgando también por la espalda.
¿Pero en qué país vivimos queridos?...
Hoy el que se llama amigo, te pega una puñalada trapera por detrás y sigues llamándole amigo.
Creen que así todo el mundo los ve victoriosos y no saben que con sus actos están contribuyendo a apartar a las personas de buen juicio de su asqueroso lado y a que nunca nadie confie en ellos~as.
Al final, cada uno queda por lo que es...
Si te crees mucho, es que no eres nadie.
Cuando eres algo, por pequeño que sea, todos lo ven y no necesitas ir pregonando ni mirando por encima del hombro.
La soberbia ciega, amigos, y aquel que se cree protegido y traiciona por ello, al final es el más perjudicado, ya que su rencor y su ira le destrozan el hígado.
Carmen Azparren Caballero
No hay comentarios:
Publicar un comentario