Yo soy un ser insípido, repelente y pusilánime,
poco digno del interés y respeto de los amigos y mucho menos,
de la compañía de una mujer hermosa,
según me han hecho sentir todos esos seres
empeñados en afectar salud, inteligencia y poder
que he conocido en la vida,
no supieron ocultarme lo infantil, improcedente,
irritante y malsana que encontraban mi forma de ser,
lo mucho que mi llaneza, mi apocamiento y mi ingenuidad
estorbaban en sus escenarios para las orgías de vanagloria
donde querían representar sin ser molestados
el papel de seres plenamente adultos,
definitivamente autorizados a despreciar a los niños
y sobre todo, a esos seres que sin serlo,
se parecen demasiado a ellos,
una mujer orgullosa de su compañero masculino
era la que no dejaba de comprobar cuán capacitado estaba este
para hundirse en lo corrompido
sin dejar de mostrarse jubiloso,
para mí, sentenciaron la soledad porque yo no era
un hombre de verdad, de los que seducen, de los que impresionan,
de los que ocultan con sus dotes para la interpretación
toda esa inseguridad que el ser humano siente mientras camina
en su alma atormentada por la infinita insignificancia
de su valor frente al mundo,
me tuvieron por un cobarde y un hombre débil
porque me faltaba todo el coraje
para fingir como todo el mundo lo que no era,
incluso las mujeres, a las que se les exigía ternura y humildad,
se sentían en la obligación de exhibir frente a la mirada pública
lo superiores que eran sus fuerzas a las mías
y hasta qué punto despreciaban a un ser de mi debilidad,
yo no te puedo convencer
de que soy quien necesitas a tu lado con la fría jactancia
del que sabe aparentar que no duda un ápice
de lo mucho que vale y lo mucho que merece de los otros,
no tienes contigo a un ser humano que pueda disimular
lo pequeño e insuficiente que es porque siento muy fuerte
la llamada de la verdad, el peso de los desengaños,
la impasibilidad del espejo, lo inexorable pero brumoso
de mi destino final,
no te acompaña un actor, guapo, vanidoso y hábil,
te acompaña un patético hombre sincero, con palabras
solo para lo que realmente siente,
lo único que tengo de valor para darte
es mi amor y lealtad infinitos
a tu pecho sencillo, franco, insobornable, honrado,
sin un mínimo resquicio para el desprecio
porque aunque eres solo una mujer,
no espero nada más digno que tú.
LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE -Orihuela-
No hay comentarios:
Publicar un comentario