Se fuga tu nombre
entre mis versos errantes,
con aroma de frescos jazmines,
con el refulgir de girasoles solemnes,
que cobijan los sueños de ahora y entonces…
Escapa de mis labios tu nombre,
como la palabra escapa al profeta
que entre el desierto de arenas cegantes,
grita con fuerza:
¡desdicha la mía el no tenerte!...
Vespertina nostalgia oteando en el horizonte
¡detente poeta!
aunque el pálpito de tu pecho rebelde
exuda en cada poro que aún la quieres,
¡desdicha la mía, ella, ya no me pertenece!...
Giancarlo García Hernández
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