Aquí donde el mar acaba,
quedan mis lágrimas saladas,
tan solo una sonrisa apagada,
momentos de mi vida con las olas se marchan.
El mar golpea sobre las duras rocas,
esculpiendo con soberbia su fuerza,
rogando que cese mi castigo,
que devuelva a la orilla ese amor perdido.
Si cierro los ojos aún te veo a mi lado,
paseando donde tropieza el mar,
jugando en la espuma blanca,
sumergidos en la profundidad de nuestras miradas.
Aquí donde el mar acaba,
sentada en las rocas solo espero tu regreso,
escuchando el sonido de gaviotas y silencio,
sola con el viento y tu desprecio.
Elisa Toledo
No hay comentarios:
Publicar un comentario