A veces, el Dolor florece.
Se entierra la muerte
como semillas de la intemperie
Y nacen amapolas negras.
La ausencia se marchita
En esta estación de paso
Donde se despiden los abrazos.
El viaje continúa,
Cierro los ojos y te veo,
Pero tú no estás,
Tu huella atrapada en el vaho
De la pantalla de los recuerdos,
en la ventanilla de la eternidad.
No te olvidan
Los funerales de las lágrimas,
Ni los trágicos impactos
Del duelo de los que abandonas.
Solo nos queda
El humo mortal
De las incineradoras de la asfixia
Tu cuerpo intacto ante el fuego,
Inerte, engañado por los efluvios
De las Luces de cenizas
Del verbo del más allá.
El extintor apagó el aliento,
Pero no las llamas de los libros
De donde sale tu espectro.
JUAN CLEMENTE SÁNCHEZ -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
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