Soñé, que bajo un almendro azul,
gotas de nácar, de sus hojas caían;
Soñé tus manos blancas,
como la aurora del día.
Soñé que un unicornio azul,
bajo sus alas, bellas cartas tenía;
las colgó en sus ramas,
y cómo hilos de oro, sus letras salían.
Soñé, ¡que por soñar no quedará!
soñé que esas cartas eran mías;
Y en el sobre grabado,
besos y más besos había.
Con lágrimas contenidas en mis retinas,
Abrí una carta, con miedo a encontrar,
el mensaje que contenía;
Salieron caricias a miles,
millones de sonrisas, y un corazón dibujado,
diciendo que me quería,
que sus noches sin mis noches, eran tristes y vacías;
Que las puestas de sol, de hielo se teñían,
¿qué añoranza de aquellos azules días?.
Donde la miel de tus labios, en los míos se contenían,
donde tu mirada, se perdía en la mía;
Y donde el susurro de nuestro amor,
quedaba entre tu boca y la mía.
Olivia Cortes Rubio
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