Amo a tal grado mis pandemias
que mis manos se inflaman,
la temperatura sube, mi piel se eriza,
suda, plasma, brota
en milésimas porciones de mi carne,
en el hijo nonato,
el futuro que no es mío,
la lengua que me ofende,
la canción muy vieja
en postigos y ventanas al sol
mientras sigo adelante, mientras sigo
transpirando
cómo si fuera a morirme
el virus lacerante de escribir.
EMILIA MARCANO QUIJADA (Ciudad Ojeda-Zulia-Venezuela)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 101
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