sábado, 1 de febrero de 2014

RÍO


El río está prohibido. Último límite,
donde rompen arenas arañadas
se detienen mis pies.
En la orilla remota labra el viento
distancias de color ciego, y esparce
sedimentos de harina que confunden
mareas, cardos, dunas.

Y que nadie
se atreva a entrar al río, un eco muerto
su voz asienta en barro, en ese lecho
de colchas renegridas. Por debajo
del agua, los pasillos de luz verde
arrastran a quien nada descuidado
a un mar de rosas negras.

El río está prohibido y, sin embargo,
algunas tardes vienen muchachos de otras casas
y caen desde el puente como flechas
de plomo que atraviesan los espejos,
se pierden entre mújoles, regresan
libres de norma y ley, inesperados.

Porque son de otras casas
y vienen del lugar de la orilla confusa
no hay quien les prohíba entrar al río.
Nosotros escondemos la envidia que nos mata
jugando con la arena, en la frontera
que no debemos nunca atravesar.

Del libro Vocabulario das orixes de Xosé María Álvarez Cáccamo -Vigo-
Publicado en Un día es un día Ágora

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