Un velo me recubre.
Velo negro y espeso...
mis ojos huyen
por la ventana abierta
y atrapan temblorosos
una estrella que cae.
No ha de vencerme el miedo
¡mi hora no ha llegado!.
Tengo tantos senderos
bifurcados, distintos…
mis pasos se encaminan
tras de alguna esperanza.
Y el manto negro yace
arrumbado en el piso.
¡No puedo retirarme…!.
Es que la vida llama,
y agiganta los sueños
y promete alegría.
Por la ventana abierta
el viento va cantando.
Yoli Rotenberg
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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