Llueve tan torrencialmente.
Renace la rama muerta.
La nostalgia se despierta,
febril vaga con la mente.
Atrevida en la ventana,
golpea en gélida brisa.
Me regala una sonrisa,
de atormentarme se ufana.
Pienso en las cosas legales.
En Dios, su sabiduría;
en esta llovizna fría,
nunca hay dos gotas iguales.
Va un sentimiento disperso
detenido en su premura;
cura el alma que supura,
con este endiablado verso.
ROLANDO BLANCO PASCUAL
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