Bajo una fina lluvia como el vaho de la brisa
una gata recorre las calles en usual displicencia
buscando el amor que calme su instinto.
Pisa con suavidad como evitándole al suelo
el rigor del filo de sus carnívoras uñas
retorciéndose y clamando a voz en cuello.
Y las mías que se clavan en tu espalda van dejando
surcos de miel en los pasillos de la brevedad del tiempo
que se nos escapa entre murmullos de luna al oído
y quejidos de un sol agonizante de pasión
que pide eternas caricias mordiéndose los labios.
Dora Elia Rivas -Estados Unidos-
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