sábado, 2 de noviembre de 2013

HAY DÍAS

Hay días en los que siento al sol tensarse sobre mi piel, en los que reconozco al suelo como mío, en los que la facultad de creer es un imponderable que puedo amasar como plastilina y figurármelo risueño con unos ojos de par en par. Hay días, como el de hoy, que me siento codo con codo con la multitud, que no recelo del vello de mi entrecejo de las pinzas de la pobretería política ni de los ogros financieros, que me siento y miro al cielo ( un banco público frente al que corre una bola de papel dando saltitos sobre la acera) y lo constato sujeto a las alturas y apacible. Así como el día de hoy donde no me atasco y me sujeto al goce de la mano de mi compañera, a su amor insensato (acaso como todos los amores verdaderos), a sus ojos que siempre fueron a pesar de, al vaivén que parece renacernos. Días, como este de Abril, magníficos, permítaseme magnificados sólo por hoy, sublimados entre casualidad y talante, totales sin esperar el pulido in extremis de la noche, confiados al bálsamo de la vista franca y precedente, vividos pletóricos sin más. Días, día también, en los que te niegas a dar cabida al nubarrón que hace apenas unas horas ha ensombrecido la ciudad de Boston. Pero todos sabemos el dicho: siempre hay algún imbécil que lo fastidia cuando todo pinta demasiado bien.

MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-

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