sábado, 30 de noviembre de 2013

FRÍO


Tiras una piedra al hielo y el suelo del río cruje solidificado y expectante.

Se resquebraja la piedra y los añicos son virutas de cristal de bohemia.

Las hojas de los árboles de la orilla con carámbanos al viento.

Las manos de la gente que pasea, descansan como gorriones en los bolsillos.

Las bufandas son lenguas grises que retuercen sus gemidos.

Las narices tiemblan como globos en bandolera.

Todo parece quieto como si la noche helara nuestros pasos mendigos.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-


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