Esta Plata quemada, título de la novela de Ricardo Piglia, fue publicada por primera vez en Buenos Aires en 1997, siendo ganadora, no sin briosa polémica, del Premio Planeta Argentina, siempre con derecho a la duda como tantos otros premios de diferentes autores de esta editorial, no por intranscendente calidad de las obras premiadas, sino por la perplejidad de si es honesta o deshonesta la decisión del jurado correspondiente. De aquí que la concesión del citado premio a Ricardo Piglia despertara una polémica que terminó en juicio, iniciativa del arquitecto y escritor Gustavo Nielsen que quedó finalista con El amor enfermo. La denuncia a tan afamado autor no fue debida a la calidad de la novela premiada, que nadie puso en duda, sino en la conexión que tenía Piglia con la editorial.
Pero independientemente de estas polémicas que continúan produciéndose, para jolgorio y deterioro sobre la credibilidad literaria editorial, esta novela policial es publicada en España por primera vez finales del año 2000 en Anagrama, con la suma hasta finales del pasado año de seis ediciones. Lo que sin trucos y componendas de editoriales y jurados degenerados, garantiza la calidad de esta narración de género policíaco, que comenzó a escribir Piglia en 1968 figurando en el número 47 de la lista seleccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles de los mejores 100 libros en lengua de Cervantes de los últimos 25 años, continuando viva, trepidante y emocional hasta el filo del infarto, por la densidad y lo expuesto en su trama, cuyo contenido fue tomado de un hecho real transcurrido entre Buenos Aires y Montevideo.
La historia de esta delirante novela policiaca y social está sacada del asalto a un banco de San Fernando (Argentina) en 1965. El escritor investigó el caso, pudiendo acceder a toda la documentación confidencial y periodística de aquellas fechas, de un suceso que conmovió a la sociedad produciendo abundancia de noticias sobre el macabro fenómeno social del emocional acontecimiento. Tras esa laboriosa búsqueda documental la pluma de Piglia logró darle vida y esplendor literario semejante a una tragedia griega contemporánea. Lo que con el tiempo transcurrido se ha convertido en una de las excelentes novelas del género policíaco Latinoamericano, fruto de limpio e implacable ritmo narrativo lleno de diálogos envolventes entre los personajes, esclavos, al fin de cuentas de sus peliagudas circunstancias sociales. Comparable historia que se puede semejar por la temática A sangre fría de Truman Capote.
La narración elaborada literariamente desde la una auténtica realidad documental, como expongo, sigue el ejemplar modelo del clásico realismo narrativo de la obra maestra de Capote. La historia de la aventura siniestra se inicia en septiembre de 1965 con un preparado y bien planificado asalto a un banco en San Fernando, provincia de Buenos Aires. En tan estudiado propósito además del equipo de ladrones profesionales, participaron desde un segundo plano, elementos políticos, los cuales, según lo acordado, por facilitar información y estrategia para el asalto al furgón de seguridad portador de los caudales, se llevarían su parte del botín, algo que “pese al mutismo de los jefes policiales, trascendió surgiendo pistas firmes que llevarían a los investigadores hacia los contactos políticos de la banda” Aquí las suposiciones para emprender las investigaciones. En la segunda secuencia, sin embargo, se medita durante la huida tras el atraco, cuando los maleantes deciden traicionar a los socios y escapar con todo el dinero.
Pero la operación se complica y los resultados no se suceden como tenían calculado, no obstante los delincuentes logran no sin apuros y coste económico, saltar a Uruguay con ayuda de cómplices. El comisario Silva que asume el delicado y peligroso asunto de detener a esa banda de atracadores, avisa de que se trata de “unos sujetos peligrosos, antisociales, homosexuales y drogadictos”, nada que ver con grupos del peronismo sino delincuentes comunes, psicópatas y asesinos con frondosos prontuarios”, dispuestos a todo, sin contemplaciones. Logrado cruzar al país vecino tras una vertiginosa y alucinante persecución y ser localizados, pero dos de ellos consiguen hacerse fuertes en un apartamento, bien provistos de armamentos diverso y numeroso, comida para bastante tiempo, y lo más tenebroso, droga en cantidades alucinantes para una feroz y suicida resistencia.
Aquí la narración logra llenar la mayor tensión de la historia al rebozar esta trepidante historia de miedos y locuras envuelta en un peligroso proceso, riesgos y ansiedades provocados por la desesperación donde los dos atracadores, muestran su alto grado la demencia con tan enloquecida resistencia, que los mantiene bajo la desesperación y la euforia, alimentada por la droga para no desfallecer, protagonizando los más las inverosímiles desafíos endemoniados con todas las consecuencias. Una exposición que reconstruye las relaciones entre los protagonistas, sus temores y motivaciones, reacciones frente al miedo y la traición, entre ellos mismos que los lleva a provocar sorprendentes monólogos y recuerdos de tiempos vividos en la desgraciada niñez y adolescencia, que marcó sino y destino de sus vidas hasta convertirlas en tragedia. Exposición que aprisiona al lector por la desazón que se manifiesta. Narrada con estilo y conciencia propio de Ricardo Piglia, que ejerce presión incluso en el lector, necesitando éste de toda concentración para no dejar escapar detalle alguno, de tan excelente narración conmovedora a extremos palpitantes y emocionales.
FRANCISCO VÉLEZ NIETO
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