En continuo presente, Oh, Dios mío,
¡GRACIAS!, te damos por cada jornada,
por la vida y los dones que dan brío
y señorean en nos cada alborada:
Salud, amor, y libertad, y paz;
los hijos cual la vida prolongada
y los seres que con Cristo traen solaz,
nuestra tierra natal y la adoptada.
En continuo presente demos gracias.
¡GRACIAS, SEÑOR! que disfrutar nos dejas
de imponentes auroras y de ocasos;
del trinar de los pájaros en ansias;
de una paz interior, grata, sin quejas
entre los mimos de Natura en brazos.
Del libro “Del Crepusculo a la Alborada” de
Leonora Acuña de Marmolejo -Estados Unidos-
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