El alma no cambia, dijiste,
el alma no presiente.
El alma es más que una pregunta,
es sólo la respuesta de tu dios.
A todo lo que huye, a todo
lo que escribo entre líneas,
entre el fuego y la miseria de los dos,
entre silencios borrados con el codo.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 38
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