La leche está deliciosa. Caliente, el sombrero la absorbe. La leche atraviesa el fieltro, muy pronto la absorberá la tierra. Ella traga la sopa sin poder saborearla. Él, quien desde una cierta caridad sirvió como limosna también la leche, sonríe como si no lo hiciera. La leche está deliciosa. Caliente el sombrero la absorbe. La leche atraviesa el fieltro, muy pronto la absorberá la tierra…
Del libro Bla, bla, bla, bla, bla sobre el amor de
FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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