Se encendieron como joyas
los tobillos de los grillos
al notar que ya el poniente
se dormía como un bendito.
Y soñaba aquel viejillo
que su adarga le trazaba
con las notas musicales
la querella de su bella.
Iba regio y señorial
bien montado en su jamelgo
buscando su hermoso cuerpo
mitad miel y sangre abierta.
La música de los violines
metió pullas en sus sueños
al soltarse sus cabellos
la doncella piel canela.
Y la lija de las notas
iba tejiendo que teje
aquel manto en platería
que era envidia de los astros:
Di quién es ese jinete
que con esa adarga en ristre
¡siembra lirios en tu carne
y arrebola tus mejillas!
¡No! no me pidas te diga
eso que a secretas voces
estremece a tus espigas
con temblores de oros viejos!
Cuando por el monte oscuro
dejas sueltos tus cabellos,
di ¿quién es ese jinete,
mayoral de risa y niebla?
¿Quién es ese que tomando
como bridas tu melena,
a tu cuerpo de azabache
te lo hace mugir de dicha?
¿Por qué insistes que te diga
quién es el que sin espuelas
galopando mis cabellos
los trueca en ríos de leones?
¡Oh tuera noche nochera!
Di quién es ese jinete
que sin bridas, sin espuelas,
monta a pelo tu cintura!
¡Cómo huele tu piel a musgo!
y al galope de caballos
y a frescor de madrugadas
¡todo el valle de tu vientre!
Lionel Yino Sánchez
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