POR QUERERLA TANTO

Desgarrado el corazón en la avaricia
del errante trovador desesperado,
clama una misera caricia
para no ser desvencijado.

Sumido en los humos del naufragio
presa de chillidos galopantes,
huye del vinagre, cruel presagio,
dejando huellas de heridas calcinantes.

Abandonado ante los cirios
ve arder sus llamas temblorosas,
sombras vibrantes de delirio
en lagunas azarosas.

Agobiado de desprecio
clama por un minuto de silencio,
para el corazón abandonado
al ser cruel traicionado.

Más, busca escapar de las llamas
de amargura y otea al horizonte,
algo firme entre las lianas
que toca para escapar al norte...

Para quitar las espinas
atravesadas en el alma,
tras la fragancia tersa de dulces clavellinas
que le den su calma.

Entre barrotes de olvido
en la mazmorra del espanto,
donde el desamor hizo su nido
por quererla tanto.

Silvino Gerardo Becerra Gamboa -Venezuela-