Demasiado extraño sus ojos azul violeta,
la sonrisa espontánea y acogedora,
la manera de discursear con los demás
y de aconsejar a las personas que te generan confianza.
El pausado caminar, como dando caricias al viento
y su comitiva de moléculas en verdadera exposición.
De igual forma el dialogo pausado pero lleno,
de mensajes filosóficos y poéticos.
Ahora quedan recuerdos imborrables,
que habitan en la conciencia de la trascendencia de los seres,
que te acompañaron en este cosmos de incomprensión e insensatez
y tremendamente complicado en tus días y noches.
Pero, hoy es bueno para todas y todos,
porque solo ven tus recuerdos,
pasajeros, lisonjeros, benignos,
en lo más alto de sus deseos.
Extraño los momentos, minutos y segundos compartidos,
que a la postre, se transforman en años, siglos y nuevos ciclos;
que vuelven a repetirse en los futuros incomprendidos.
Todo un existir de incomprensión, que extraño con razón.
Fernando Enrique Zárate Ángel -Colombia-
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