Que hechos merecen la prioridad,
los extraordinarios, los complejos,
los sensacionales o los que nos dejan perplejos
y dejamos lo simple sin posibilidad.
A esos pequeños detalles, llenos de autenticidad,
los queremos ignorar y mirar a lo lejos;
como si se tratará de un reflejo,
mero que no merezca probabilidad.
Lo pequeño e insignificante,
tiene gran valor, como lo complejo;
ya que este último se nutre de lo canijo.
Lo cual le da su relación de significante,
como valioso, con todas los reflejos,
de los espejos de lo anodino y bajo.
Fernando Enrique Zárate Ángel -Colombia-
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