Hay un amor que comprende,
que ama, que perdona,
que da todo sin reservas,
sin esperar nada a cambio.
Hay un amor que es puro,
verdadero, limpio como
agua cristalina, que corre
en manantial de un manso
mar, es dulce, es tierno
es compasivo, vierte de
las profudidades de las entrañas
que le dio forma, que le dio
vida.
Amor que siempre espera,
amor que no abandona,
porque es carne de su carne,
sangre de sus venas,
amor de sus entrañas,
fruto de su ser.
Amor que está siempre,
en las tristezas ,en las penas
en los triunfos y derrotas,
en todos los momentos de la vida
su amor se hace presente.
Amor que bajará hasta seol,
el día de su partida, amor incondicional
de madre, que desde antes de nacer,
sin conocer el ser que alimentaba
su matriz, lo amaba en el silencio,
de su ser, lo acariciaba, le sonreía,
desde el fondo de sus adentros,
amaba el alma inocente de niño.
Podrás tener todo en la vida,
perderlo un día, y recuperarlo de nuevo
dos veces mejor de lo que perdiste,
pero nunca recuperas la madre que
un día perdiste la madre es lo único
que nunca se remplaza ni se encuentra,
porque es única en la vida,
Perder en la vida lo que has ganado,
no es perder, perder la madre que te
dio la vida, es perder una parte de tu vida.
Jacinthe Mejía Ayerdis -Nicaragua / Canadá-
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