¡Muerte!, Mira que ya no tengo miedo
pensar en el final de mi existencia;
porque me buscas, si, con insistencia,
desde el día que me dio a luz mi madre.
Y a través de mis años de conciencia
has sido inseparable compañera;
y a mi lado caminas por doquiera,
igual que los consejos de mi padre.
El temor al principio me apresaba,
tal vez, porque era un niño solamente;
y a veces no entendía, pues mi mente,
igual que yo, también era pequeña.
Y si acaso pensaste fríamente
que muerto quedaría por tu acoso;
toma en cuenta que el Todopoderoso,
es mi Creador y no eres tú mi dueña.
Mas no pretendo ser tan insidioso
ya que no te has salido con la tuya;
pues antes que tu trampa me destruya,
el ángel bueno a tiempo me ha librado.
Aunque sé que fallaste muchas veces,
ningún motivo tengo de burlarme;
y siento que vendrás a levantarme
al cumplirse mi tiempo señalado.
Un poco más de tiempo sólo quiero
para enmendar errores cometidos;
y buscar a mis seres más queridos,
¡Espero en Dios, que aún estén con vida!
Es por eso que debes esperarme,
¡Muerte infame! ¡Causante de tristezas!
ven después y dejemos las simplezas
ya quiero ver la Gloria prometida.
Reyes Herrera -México-
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