Algo arroja su sombra
sobre mi edificio
enciende y apaga la lámpara
me acecha sin ojos
como una reina demente
camino entre las flores
memoria silenciosa
locura
noches y máscaras
la tenebrosa perra que se dirige a los muertos
está presente cuando se anuncia mi nombre
allí asoman mis labios para el solsticio del poema
donde los rostros se pierden
igual a cáscaras errantes en un cuerpo nupcial
una cifra viene y va
circular y secreta
una falda de magma o una mazmorra
de alientos que no llegan
pájaros desnudos
descienden desde la espesa tinta
al blanco del papel
tantas alas y Luz
en el refugio de mi soledad.
Del libro “Canción nocturna” de
María Lilian Escobar -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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