Cortado por las aristas de tus elegías
el recinto de mi piel
como violín de extensas rimas
gira en torno al arribo de tus labios,
palpitar hechicero en el crepúsculo susurrador
de una canción que habla con dulzura de ópalo,
soy poeta que ha verificado
los indescifrables acordes
de nuestra plegaria de pasión,
dos lanzas de lirios, molinos de viento
sobre tu línea de flotación
donde el torbellino del pentagrama
muerde con vigorosa lírica
la mariposa de tus entreabiertos labios
al formar espumosas entonaciones
con el fluido de tu aliento,
sensible galería de arte
donde los arcos de nuestras arterias
eruditos en lanzaderas de ríos de fuego
sostienen en una ferviente mitología
el fluctuar de alas de dos crisantemos
surtidores hiperbólicos de tendones,
canal de sinfonías de dos corazones
arroyo con el riego en sus escondrijos,
vocales en desbandada escapan del nido
enjaularlas como palomas en el apostólico poema,
persuadirlas y tallarlas en mármol
como pétalos sangrientos de las sílabas
y mientras desfilan entre el azufre líquido
edificar trazos en las páginas
y cuando el coherente ingenio
inserte una línea en su periplo
desviar el emergente subconsciente
con desesperación y angustia
para yo morder el anzuelo de placer
de tu dramaturga boca.
Manuel Vílchez García de Garss
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