con sabor a buñuelos guardados,
y a yerbabuena fresca,
o tal vez fue en un febrero sereno,
cuando las siempre vivas,
serpenteaban en las calladas ventanas,
y los caracuchos, serenatas escuchaban.
¿Sería acaso en un marzo quieto,
cuando las campanas sonaban alegres,
y las palomas
en su campanario dormían?
Quizá haya sido en abril,
cuando el olor a guayaba,
inundaba la rivera del río,
y los pechi amarillos,
en los latales, sus nidos hacían,
o fue tal vez en mayo,
cuando floreaban todas las rosas,
y se presagiaba cosecha
en las agradecidas tomateras.
¿Que tal que yo haya nacido,
en el mes de junio,
cuando cruzaban el firmamento sombrío,
los sueños de angustia y de frío?
¿O sería en el caluroso julio,
cuando se hacen mas largos los días,
y en las oscuras noches,
gritan a coro, chicharras y búhos?
Yo nací en agosto,
cuando de barriletes coloridos,
se puebla el cielo Ocañero,
y se llenan las calles,
de arrayanas, pomarrosas y cocotas,
y se siente el bullicio
de las tórtolas en sus nidos.
¿Sería acaso en septiembre,
tiempo de alegría y ternura,
de grandes recuerdos,
plenitud de amores, y cristalinos ríos?
¿O nací,
en un invernal octubre,
cuando se alejan las golondrinas errantes,
y se viste de verde, la feraz llanura?
Tal vez haya sido en noviembre,
cuando las ánimas a los terrenales lloran,
y a la luna nueva, le ladran los perros.
¿O sería en el hermoso diciembre,
que de colores, viste los pueblos,
y se hacen hermanos, los países todos,
y vuelven a casa,
los que lejos se encuentran,
y nos olvidamos, de todas las tristezas?
¡Qué se yo, cuando haya nacido!
de lo que si estoy segura,
es que ese día, se juntaron todos los tiempos.
Margoth Perez Arias
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