sábado, 22 de abril de 2017

A LA INTEMPERIE


¿No son mis letras un poco del alma,
que todas las noches vaga,
al amparo de las estrellas?
Tengo mucho de la nostalgia
que arrastra las hojas secas,
mis sueños ruedan por las veredas
y el humo me presta su ausencia.
Hay un hondo pesar en mis versos
que enlutan las tardes,
los dolores se cuelgan en la raíz de mis ojos
y me abren el pecho.
Las heridas no cierran,
el camino es largo y larga es la espera.
No retoñan las risas
ni florecen las azucenas,
el tiempo se adelgaza hasta quedar en los huesos,
mis palabras se quedan hambrientas,
tal vez ignoré la constancia
y evadí la presencia.
Se fueron y resucitan a diario por las puertas abiertas,
los amé y los sigo amando,
me llaman sus voces desde el silencio
y yo las revivo, cuando la lluvia me da su regazo.
Mis letras son el alma de mis penas,
vasija de barro con agua a medias,
lágrimas deambulando por las calles desiertas.
Son mis versos, la geografía de un corazón en agonía...
viene la tarde despacio con sus pies descalzos, el sol brilla sobre el arcoíris, la tempestad me ha dado alas
y hay quién sostiene mi brazo desde el cadalso de mi soledad.

Norma Pérez Jiménez -México-

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