Hicimos juramentos
y había tal alegría en sus ojos
que pensé en la eternidad.
Pensamientos,
sentimientos
dichos en voz baja, una vez.
Irrepetible el
incidente temprano en
la ocurrencia de niños.
Te quiero, te quiero y te querré,
repetía ella mientras jugábamos
a que éramos grandes.
Y era agua clara
y era agua mansa,
presencia y ausencia.
Sin lugar ni prisa me distraigo a lo bobo,
mirando descender la tarde sobre los tejados,
los mismos de ayer.
Del libro TROCITOS DE ELLA EN MÍ de
OMÍLCAR CRUZ RESTREPO
No hay comentarios:
Publicar un comentario