El corazón es una manzana.
Y yo estoy llorando
por haberle dado un mordisco.
Estoy llorando...
Como si le hubiera arrancado un pétalo
a la última de las flores.
O hubiera degollado a un solo niño.
Convertida en mil Herodes
Yo he tenido ese corazón entre mis manos,
y no me atrevía a darle cuerda.
No me atrevía por si se congelaba el sol.
Y se morían los planetas.
Por si la sangre cortaba mis manos,
Como las plumas de una cigüeña.
Por si la muerte lloraba
como si fuera una recién nacida.
Y la vida se retorcía como una serpiente,
alrededor de mis costillas.
El corazón es una manzana.
Una manzana roja,
que crece en el árbol de los sentimientos.
Cuyas ramas, son suspiros.
Y cuyos frutos son sueños inalcanzables.
Y yo tengo mis encías manchadas de sangre.
De la sangre coagulada en su semilla.
de una semilla que quiere romper la piel,
pero la piel es un cocodrilo.
El corazón era una manzana.
Una manzana, a la que yo le pegué un mordisco.
Y al instante comencé a llorar....
Como si hubiera asesinado a mil niños.
Tan convencida estaba
de que el corazón era una manzana.
Que yo me lo saqué del pecho.
y después de morderlo
Y llorar hasta que no hubo tiempo...
Planté una sola de sus arterias,
y de ésta creció un corazón nuevo.
Debora Pol.
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