Y ahora que Septiembre va diciendo
su viento, y en las aguas solo queda
el clamor de las tardes contemplando
la marea crecida, la luz leve
que el cielo dibujara a mis espaldas,
bebo la sal, la herida que las olas
me devuelven intacta en cada estío,
cuando toda la espuma de este tiempo
tiembla como un adiós entre los labios
y el color de mis ojos sabe a mar.
Del libro “DEJAD QUE LA DISTANCIA SE DETENGA EN MIS OJOS” de
Jorge de Arco -Madrid-
1º Premio, XIX Certamen de Poesía Searus, 1996
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