Ahora necesito muchas horas
por ver si dejaré de estar dormido,
camino por veredas tan perdido
¡oh!, noche de piedad, ya no me ignoras.
Misterios descubiertos donde moras,
aquel dulce secreto tan manido,
rescoldos de la luz, ha amanecido
y Sol nos resultó ser al que adoras.
Si somos nuevo pan en el tormento
de ser tu y ser yo a cada paso
en esta vida, sólo en un momento.
La nueva pubertad que es, acaso,
un soplo de verdad, el firmamento
del sueño que será fin del fracaso.
Julio G. del Río -Valencia-
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