Caminaba sin saber donde ir
reconozco qué caminaba cabizbajo
derrotado y algo aturdido
son secuelas de un golpe bajo
las que esparcieron mis sentidos.
Un regalo divino se me concede
una ocasión accidental y primorosa
no quiero esquivar, lo que me precede
no debo desperdiciar, esta ocasión clamorosa.
Un cruce de caminos inesperado,
a la limón, esquivamos la mirada
Se nos salía el corazón,
al notar mi alma, enamorada.
Nunca te faltaré, me tendrás en tu camino
vine para quedarme,
no esperes que éste, amor, sea un desatino.
ESTEBAN FERNÁNDEZ LOBATÓN -Conil-
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