No se sabe aún el peso de la pena,
si las lágrimas se miden por celemines
o el anhelo desnudo tiene forma de catenaria.
En términos de amor la ciencia es badomía.
Lo sabemos.
Pero yo no ignoro
que la pena es una sombra conmensurable,
que el llanto se mide con el llanto,
que la forma del anhelo es del color de las pupilas.
Yo conozco el año de tu cuerpo,
el ciclo exacto de tu sangre,
las veces que golpea el corazón
contra una puerta cerrada.
Yo conozco el mazo pendular, tu pulso,
la cadencia, el ritmo, el golpe seco,
la estricta dimensión de tus amargas salivas.
Yo te sé, te sé...
Mi pena toda te sabe
con la misma exactitud que tú la ignoras,
con la misma exactitud con que te sabes ignorada.
Del libro “Azumbres de la noche” de
Mariano Estrada Vázquez
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