sábado, 26 de septiembre de 2015

ALÍ


En el crucero, tras la maleza lo vi,
me miró y hasta mí feliz corrió,
tras hacerle una seña obedeció
retozando alegre en torno a mí.

Con su jubilosa mirada, muy saltarín
terso su pelo y colita en vaivén,
estar a mi lado deseoso anhelaba
yo, un niño, mi amigo fiel, Alí.

De mis padres, su instrucción desatendí,
cuando ordenaron regresar a Alí
a casa con Juan, y quedarse allí,
seguro, en el jardín, comiendo bien.

Cauto, a mi madre con tacto atisbé
cuando con mis hermanos al auto subió,
atrás de ellos, disimulado subí,
y a Alí, bajo el asiento escondí.

A la feria, tres días gozosos llegamos,
de los cohetes, grande su estruendo
asustó y nervioso desmontó Alí,
entre el gentío bullicioso, ¡lo perdí!

Angustiado, desvanecido allí,
solo, en silencio hondo triste lloré,
no ver a mi perrito más, me dolía,
con él se había llevado mi alegría.

En la romería estuvimos tres días,
dormía mal, y despierto a Alí veía
retozar conmigo, hacer piruetas,
con la pelota jugando, en correría.

Volvimos a casa tras largo camino.
Sensible, pregunté por Alí a mi padre.
El día que se fueron, dijo, no lo vi más,
sino al siguiente, hambriento y con sed.

¡Volvió!, feliz me dije. ¿cómo lo hizo?
¡Regresó! …con el horizonte se orientó,
con las montañas y el ruido del tren,
larga distancia ¡solo! anduvo él.

¡Alí! grité al verlo viniendo hacia mí,
haciendo caricias, lamiendo mi manos
feliz a buscar la pelota corrió;
jugamos festivos, …sus legañas limpié.

Omar Aburto -México-

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